Día de las Librerías 2018

Hoy, viernes 16 de noviembre, es el Día de las Librerías de 2018, y nosotros sólo sabemos celebrar las cosas con libros. Ya el año pasado ofrecimos un recorrido a través de diez libros sobre librerías, y este año hemos querido añadir alguno más. Entre ellos hay algunos que se han publicado en estos últimos doce meses, pero también volvemos los ojos a algunos clásicos, y, por otro lado, nos alegra ver que también la literatura infantil se une a las declaraciones de amor hacia las librerías, como en los muy recientes Zampalabras, de Javier Fonseca y Juan Berrio, o La niña que salvó a los libros, de Lisa Aisato y Klaus Hagerup (que Víctor Castillón, de la Librería Castillón de Barbastro, considera “delicioso”). El desdichadamente agotado Curso de Librería, de Fernando San Basilio, comenzaba explicando que “En el Curso de Librería éramos unas veces seis y otras veces ocho, a veces éramos cuatro y a veces éramos tres, dos, uno… Lo que nunca llegó a suceder, me parece, es que no fuéramos nadie”… Con las propias librerías ha de suceder lo mismo: ya que allí donde hay libros hay también sueños, y magia, y belleza, y sabiduría…, las librerías han de estar siempre llenas, habitadas no sólo por personajes maravillosos sino por personas dispuestas a conocerlos y a aprender de ellos. Los libros son seres vivos, pero sólo si los recorren unas manos, unos ojos… Todos los días son buenos para comprobarlo, pero hoy, si cabe, todavía un poco más.
 
NUESTRAS RIQUEZAS. UNA LIBRERÍA EN ARGEL, de Kaouther Adimi (Libros del Asteroide)NUESTRAS RIQUEZAS. UNA LIBRERÍA EN ARGEL, de Kaouther Adimi (Libros del Asteroide)
Edmond Charlot, con sólo veintiún años, abrió en 1936 una librería en un local minúsculo de la calle Charras, en Argel. Lo que era más bien un pasillo angosto se convirtió, sin embargo, en una referencia durante décadas, y albergó una galería de arte, un espacio de tertulia y las oficinas de una editorial que acabaría extendiéndose a París y publicaría decenas de miles de ejemplares de cientos de títulos importantes de Albert Camus, Philippe Soupault o Jean Giono (que es quien, sin saberlo, bautizó con uno de sus títulos la librería: “Las Verdaderas Riquezas”). “La literatura no me abandonará nunca”, se dice, y también que “los libros no caducan” o incluso que “la literatura es demasiado importante como para no dedicarle todo mi tiempo”. Pero claro, ya sabemos cuál es la diferencia entre la realidad y el deseo… Ser librero no es leer todo el rato, precisamente: “No hay que olvidarse de nada y cada vez tengo menos tiempo para dedicárselo a la literatura, que es sin embargo la razón de ser de todo este asunto”… La escritora argelina Kaouther Adimi (que ya nos sorprendió con El reverso de los demás) ha recreado aquel proyecto, aquellas ilusiones, aquel final…, alzando de paso una terrible y valiente crónica de las agresiones francesas contra Argelia tras la Segunda Guerra Mundial (un asunto muy poco popular y sangrantemente sepultado -o incluso negado- en esa Francia en la que reside la autora). Eso es lo que más ha convencido a la librera Alodia Clemente, de La Rossa. Llibres en Femení (Valencia): “cómo se explica que una librería y una editorial dependen decisivamente de su contexto histórico, social, económico…” y que “en algunos ‘relatos reales’, por desgracia, sobran los dibujos animados”, aunque también es cierto que las librerías contribuyen a humanizar su entorno: como afirma un personaje, “Charlot dejó en su librería algo hermoso, algo más grande que todo lo que ocurría en el exterior”.
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DIARIO DE UN LIBRERO, de Shaun Bythell (Malpaso)
DIARIO DE UN LIBRERO, de Shaun Bythell (Malpaso)

“Cuando compré The Bookshop en 2001 tenía una vaga idea de cómo creía que podía funcionar una librería. Ninguna de mis expectativas se cumplió. Siguen sorprendiéndome a diario las preguntas que me hacen los clientes así como las suposiciones que la mayoría de la gente alberga sobre cómo gestionamos este negocio -extrañas conjeturas con las que creen poder adivinar el modo de adquirir los libros o cómo elucubramos los precios de venta al público-. Toda la especie desfila por la tienda: algunos regatean, algunos recomiendan libros, algunos son espectacularmente groseros, otros quieren contarte impúdicamente la historia de su vida, y otros se atreven a sonsacarte detalles de la tuya”…: así plantea Shaun Bythell la crónica de su experiencia de años y años al frente de Wigtown, en Escocia, y muchas libreras y libreros asentirán ante ese resumen. Si hay en el mundo algún lugar donde se producen sorpresas, situaciones cómicas, malentendidos embarazosos y anécdotas desternillantes… es en las librerías. Otro anecdotario impagable es el que Eduardo Fernández León desplegó en Soldados de cerca de un tal Salamina. Grandezas y miserias en la galaxia Librería, un libro recomendado por Enriqueta Polo, librera en la Llibreria Samaruc (de Algemesí, Valencia).
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LA LIBRERÍA DE LOS CORAZONES ROTOS, de Petra Hülsmann (Catedral)LA LIBRERÍA DE LOS CORAZONES ROTOS, de Petra Hülsmann (Catedral)

Al librero Augusto Beltrá, de La Farándula (Novelda, Alicante), se le superponen las ideas a la hora de recomendar libros sobre librerías. Recuerda que en el divertidísimo Una lectora nada común, de Alan Bennett, es un bibliobús que nutre de lecturas al personal del Palacio de Buckingham lo que convierte a la reina de Inglaterra en una adicta a los libros (una librería sobre ruedas que, al cabo, es como la actualización de ese carromato que nos enamoró en La librería ambulante, de Christopher Morley, un título, por cierto, que muy recientemente ha sido reeditado en edición especial en cartoné). Pero también se acuerda de La librería del callejón, de Manuel Hurtado Marjalizo, y de El librero de Kabul, de Asne Seierstad, y de Una librería con magia, de Thomas Montasser, y de La librería más famosa del mundo, donde Jeremy Mercer hace un retrato de la parisina Shakespeare & Company… Pero al final, por reciente y por popular, por ser adecuada para todos los públicos, se queda con esta novela, debut de la alemana Petra Hülsman, en la que a una joven desorientada y en una mala racha le cambia la vida al aceptar un puesto, en principio provisional, en una librería. Los grupos humanos que frecuentan las librerías suelen ser sensibles y estrafalarios, inofensivos e imprevisibles, maniáticos y bondadosos… Esta novela supone, entre otras cosas, un homenaje a esos clientes, que van desfilando y mostrando así toda una tipología, un catálogo de obsesiones.
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Rue de L'Odéon, de Adrienne Monnier (Gallo Nero)RUE DE L’ODÉON, de Adrienne Monnier (Gallo Nero)

Izaskun Legarza, de la Librería de Mujeres de Canarias (Santa Cruz de Tenerife) quiere colocar este libro en este recorrido temático porque “narra la, a mi modo de ver, imprescindible complicidad que ha de establecerse entre quien regenta una librería y quienes se dedican a la creación literaria, y establece fórmulas de fomento de la lectura que, siendo aparentemente anticomerciales, favorecen la relación entre lectores y librera. En definitiva, y más allá de los caracteres restringidos de un tuit, recomiendo este libro, tanto como lo releo, por su calidad literaria, y por el bello relato que Monnier dejó sobre su labor como librera”. Pilar Torres, de vuelta a La Buena Vida (Madrid), también adora este libro (“mi libro favorito sobre una librería”), sobre el cual Ignacio F. Garmendia escribió una reseña estupenda para ‘Mercurio’ donde explicaba que “La Maison des Amis des Livres -la librería de Adrienne Monnier- acogió desde sus inicios a muchos de los autores que protagonizaron la edad de las vanguardias, que encontraron en ella […] un permanente estímulo gracias a su incansable actividad de editoras, traductoras, mecenas, intermediarias o embajadoras, que en el caso de estas dos últimas se extendía, dada la nacionalidad y su condición de anfitrionas de la Generación Perdida, a las literaturas en lengua inglesa”.
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SI UNA NOCHE DE INVIERNO UN VIAJERO, de Italo Calvino (Siruela)SI UNA NOCHE DE INVIERNO UN VIAJERO, de Italo Calvino (Siruela)

Los libreros de Tipos infames (Madrid) no disimulan su entusiasmo al recordar este libro, recordándonos a su vez que “las páginas del inicio dedicadas a contar la entrada del lector en la librería para comprar un ejemplar de ‘la nueva novela de Italo Calvino’ describen como pocas lo han conseguido la sensación que todos hemos podido tener al entrar en una librería en busca de algo en concreto o simplemente en busca de nuevas lecturas: en esas páginas el lector trata de abrirse paso entre las pilas de Libros Que Puedes Prescindir De Leer, los Libros Que Si Tuvieras Más Vidas Que Vivir Ciertamente Los Leerías También De Buen Grado, los Libros Que Tienes Intención de Leer Aunque Antes Deberías Leer Otros…una cantidad casi infinita de volúmenes entre los que encuentran también los Libros Que Quieres Tener Al Alcance De La Mano Por Si Acaso, los Libros Que Podrías Apartar Para Leerlos A Lo Mejor Este Verano, los Libros Que Has Fingido Siempre Haber Leído Mientras Que Ya Sería Hora De Que TE Decidieses A Leerlos De Veras…y así Calvino desarrolla una larguísima enumeración hasta que el lector se hace por fin con el libro que buscaba, que es a su vez el libro que nosotros estamos leyendo. Ese desasosiego al sentir que cuanto más leemos más tenemos pendiente de leer y la sensación de verse rodeado por los libros contada en pocas páginas es inolvidable”.
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LA BUENA NOVELA, de Laurence Cossé (Impedimenta)LA BUENA NOVELA, de Laurence Cossé (Impedimenta)

En su reseña de este libro en ABC, Pablo D’Ors se preguntaba “¿Por qué puede apasionar tanto la literatura? ´Ésa es la pregunta que late tras este libro. Para mí la respuesta es clara: porque es una condensación de la existencia, una recreación -comprimida y esencial- de ese maremágnum que llamamos ‘vida’. Lo que aquí se cuenta es la historia de un grupo de insensatos que, hartos de la literatura como industria y del libro como mercancía, deciden abrir una librería en la que sólo se vendan obras maestras. Buscan esa extraña y maravillosa complicidad que da el amor a los libros”… Rosa Pastor, de Libros 28 (San Vicente del Raspeig, Alicante), asegura haber recomendado y vendido mucho esta novela, y “destacaría el amor por los libros y el debate sobre qué son buenas novelas y cuéles no lo son, un debate eterno, o cómo muchas personas se sienten ofendidas porque sus gustos no están entre los elegidos, algo que hemos sufrido también muchos libreros. Cómo me hubiera gustado tener el valor suficiente para tener una librería así…”. Eva Boj, de la Librería Rafael Alberti (Madrid), dice que este libro “me pareció tierno porque mi idea inicial al montar mi librería [Atticus Finch] fue ése…, y me llamó la atención el tono de novela policiaca, con sus intrigas e intentos de asesinatos por parte de escritores despechachos”… Eso es lo que también destacaba el librero Javier Morote en la reseña que escribió en su día para ‘Los Libreros Recomiendan’: “como sucede en la vida, las cosas maravillosas nunca pueden salir del todo bien debido a la envidia y la maldad de quienes se sienten excluidos y desean que nada prospere sin ellos”…
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EL LECTOR INCORREGIBLE, de José Luis Melero (Xordica)EL LECTOR INCORREGIBLE, de José Luis Melero (Xordica)

“Lo que me ha gustado del último libro de José Luis Melero, El lector incorregible, es que, además de que habla mucho y muy bien de libreros y librerías, cuenta muchas anécdotas de escritores, bibliófilos y personajes literarios, y que invita a leer más sobre los autores y las obras de las que habla en estos ciento veinte artículos”. Así habla Paz Gil Soto, de la Librería Gil de Santander, porque en esta nueva recopilación de las columnas de Melero en el Heraldo de Aragón hay, en efecto, un artículo sobre las “Librerías en Oporto” o una crónica de sus “Últimos hallazgos” en las librerías de viejo de Barcelona, los cuales se unen a los cientos de textos que Melero ha dedicado a bibliotecas, imprentas, revistas o escritores olvidados, lo que él mismo llamaba en algún sitio “casquería literaria” y que en realidad, muy al contrario, es patrimonio ya no sólo de los lectores más curiosos, sino de los más finos. El “Liminar” de este nuevo libro es toda una apología de las librerías, “de las que yo salí un día convertido en escritor”, y se une a la ya extensa bibliografía propia sobre el asunto, que tuvo su redacción más exhaustiva en Leer para contarlo. Memorias de un bibliófilo aragonés, que es, desde la primerísima línea del prólogo, un entregado y a veces melancólico ditirambo de nuestros locales favoritos: “Aunque parezca mentira, hubo un tiempo en que los libros no estaban en la Red y había que ir a buscarlos a las librerías”…
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