"Lo seco", de Isabel Bono

SECO,LO

SECO,LO

Bono Isabel

ISBN

978-84-947671-1-1

Editorial

BARTLEBY EDITORES,S.L

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Una de las novelas más hermosas, sensibles y hondas que se han publicado entre nosotros durante este 2017 que comienza a terminar es Una casa en Bleturge, casi-debut en la narrativa de la poeta malagueña Isabel Bono. Intensa pero pudorosa, delicada y potente, esa narración fragmentaria ha sorprendido a numerosos lectores, pero no a quienes venimos avisando desde hace años de que estamos ante una de las mejores escritoras españolas de su generación (ante una de los mejores escritores españoles de su generación, quiero decir).
Nacida en 1964, Bono pertenece a una quinta de poetas que ha quedado un tanto eclipsada entre la excesiva fama de los nacidos en la década de los 50 (y que forman eso que tan imprecisamente se conoce como la “generación de los 80”) y la irrupción de los nacidos ya en los 70, y sin embargo entre los de su edad están muchos de los mejores, como Lorenzo Oliván, Luis Muñoz, Álvaro García, Ada Salas o Vicente Gallego, menos “mediáticos” pero, quizá precisamente por ello, con más cosas que decir.
Ahora Bono ofrece en Lo seco, su último libro de poemas, un libro de memoria, de indagación en el propio pasado, algo que lo distingue o incluso lo aleja de anteriores poemarios, escritos siempre en un palpitante presente, como apuntes de un diario íntimo en verso. Éste está escrito en pasado, y abunda el uso de la primera persona del plural, como un sujeto colectivo (¿familiar?, ¿local?…) del que la autora se hiciera portavoz para expresar unas experiencias, ilusiones y caídas compartidas, acaso generacionales: “todo nos pertenecía / cuando bajaba la marea”.
Alérgica a las mayúsculas (tal vez un modo de subrayar lo que sus versos tienen de fragmentos, como si fueran textos aislados de poemas mayores, o una estrategia sutil para expulsar toda posible huella de solemnidad), la poesía de Isabel Bono brilla especialmente en los títulos de sus poemas, siempre muy cuidados (como ocurría con las piezas narrativas de Una casa en Bleturge), y en los poemas breves, que son verdaderamente fulgurantes. Así ocurre con “quiero despertar ahora, pensaste” (“alguien gritó tu nombre / y al volver la cabeza, comenzó a llover”) o “una tarde cualquiera” (“llegó el futuro // y eché de menos la tierra / bajo mis pies”).
Bono nunca ha necesitado mucho espacio para concentrar significados, sugerencias, revelaciones. Su capacidad para condensar y aglutinar belleza, inteligencia y sensibilidad en pocas palabras, en ciertos silencios especialmente expresivos, es realmente admirable. Nos gusta la poesía de Isabel Bono porque está escrita con el idioma de la verdad, de lo realmente vivido y sentido, y eso es algo que llega a los buenos lectores por un cauce directo, sin ruido, sin posibles distracciones, porque su poesía atrapa e ilumina en el mismo momento, no es una “poesía interesante” sino que importa de veras, y no es que convenza sino que sacude, porque desde lo más profundo y privado de sí misma está hablando de todos.

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