Novela negra para tardes tórridas

Si estos días veis por los periódicos una dosis inusual de crimen, misterio y corrupción y todo eso ocurre en las páginas de cultura en vez de en las de siempre… eso son los ecos de la Semana Negra en Gijón: ese encuentro de escritores de género criminal que transcurre perfectamente integrado en una feria de las de noria y coches chocones y que es de los pocos eventos a los que se le puede llamar festival literario.

Guiados por ese espíritu oscuro os traemos esa mezcla habitual de novedades, clásicos y rarezas marca de la casa. Y tenemos que comenzar por Diez negritos, tercera recopilación de relatos inéditos editada por los organizadores del Congreso de Novela y Cine Negro de Salamanca. Carlos Zanón, Jordi Ledesma, Alexis Ravelo, Víctor del ÁrbolJavier Sánchez Zapatero y Àlex Martín Escribà se las arreglan siempre para tener a los más destacados autores al principio de su proyección y preparar una gran recopilación de cuentos al inhabitual precio de 10 euros. Agatha estaría contenta.

Precisamente anoche encontramos a Àlex y Javier y les preguntamos por una novela para recomendarte hoy: Pista negra, de Antonio Manzini, y Las flores no sangran, de Alexis Ravelo fueron sus apuestas. Les acompañaba Jordi Canal, director de la Biblioteca La Bòbila de L´Hospitalet, especializada en género, y finísimo gourmet de lo negro: Perfidia, de James Ellroy, es su libro del año.

Otro recopilatorio interesante recién llegado es Tras la pista, narrativa criminal escrita por mujeres, donde se aborda a través de los textos las relaciones entre mujer y poder o entre mujer y el mal. Más allá del estereotipo de la “mujer fatal”.

De esos libros de gran tipografía en portada y faja ultra-definitivamente-laudatoria elegimos dos con buena acogida: La chica del tren, de Paula Hawkins. «Tú no la conoces. Ella a ti, sí», es su lema. Soy Pilgrim, de Terry Hayes, hace del suspense, las tramas de espías y los planes para acabar con la humanidad sus señas de identidad.

Irène, de Pierre Lemaitre, parte de una inspiradora premisa: un asesino en serie que con cada muerte recrea la obra de criminales de las novelas policíacas clásicas. Kamel Daoud también utiliza un referente literario en Meursault, caso revisado: toma El extranjero, de Albert Camus, y en un proceso de homenaje y confrontación le da la vuelta al punto de vista para colocarlo en la figura hasta ahora simplemente conocida como “el árabe”. Premio Goncourt de Primera Novela en 2015.

Justo Navarro viaja hasta el comienzo de los años sesenta para situar en ese momento el nacimiento de la sociedad de la vigilancia: Gran Granada funciona como una precuela de este mundo de cámaras, pantallas e intercambio de datos personales. Sugerente.

Y para terminar con esta serie, el rescate de la imprescinidible La educación de un ladrón, de Edward Bunker, en Sajalín, donde están apareciendo todas sus obras. Eddie Bunker, el señor Azul en Reservoir Dogs, pasó dieciocho años en el trullo tratando de convertir su camino hacia la nada en una carrera literaria. Y vaya que lo consiguió. (Prólogo de Kiko Amat y primer capítulo.)

Donde está pegando fuerte el género es en nuestra estantería de cómics. Nuestro especialista Seve Acosta apuesta por el integral de Criminal, de Ed Brubaker y Sean Phillips: más negro que los sueños negros de los personajes de Sin City. De los mismos autores, no podemos dejar de recomendar también Sleeper, claro. Sigue sin desfallecer Yo, asesino, de Antonio Altarriba y Keko, y ya va por su segunda edición El asesino de Green River, de Jeff Jensen y Jonathan Case, vendida como “una historia de detectives real”, quizá porque tenga alguna semejanza o lo pretenda con True Detective.

Uno de los detectives más potentes de la historia es Batman, estaremos de acuerdo en eso :). El largo Halloween es una de sus mejores historias, con Jeph Loeb y Tim Sale. Y otro clásico que no puede faltar es Blacksad, que sigue tan fuerte como el primer día. Por el terreno de los clásicos, ha sido agradable releer El hombre que fue jueves, de Chesterton, ilustrado por Marta Gómez Pintado.

En el terreno infantil se siguen utilizando las historias de misterio como un reclamo siempre eficiente. Ya para cierta edad, la reedición que están haciendo Penguin de los relatos de Sherlock Holmes tiene ese gusto a clásico bien editado que siempre ha sido un sello de la editorial.

Al rebufo del detective más universal, se están reeditando sagas como Los tres investigadores (El misterio del loro tartamudo). O visitando su infancia con Sherlock, Lupin y yo en El castillo de hielo, de Irene Adler. Y surgiendo grupos de listillos nuevos como The Mistery Team: Cazadores de pistas (El misterio de las momias). El gremio secreto de los libros, en Las Tres Edades, de Siruela, propone una investigación en un mundo donde los libros en papel han desaparecido. ¡Qué muchachos!