“Música de un pozo azul”, de Torborg Nedreaas

Música de un pozo azul

Música de un pozo azul

Nedreaas, Torborg

ISBN

978-84-17800-69-7

Editorial

Errata Naturae Editores

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Errata Naturae suele hilar muy fino con las publicaciones que realiza dentro del género de narrativa, y esta vez no iba a ser la excepción. Música de un pozo azul, de la noruega Torborg Nedreaas, es traducida por primera vez al castellano de la mano del murciano Mariano González Campo, y sigue a aquella obra también publicada por la misma editorial, y por la que la autora consiguió gran notoriedad, Nada crece a la luz de la luna.

A lo largo del discurrir de esta novela, en la que su protagonista, Herdis, nos hace de salvoconducto imprescindible (y a veces casi espontáneo) para ir saltando a lo largo de las diferentes estampas narrativas que se nos ofrecen, descubrimos a una autora con una ágil pluma que recuerda a lo mejor de Edith Wharton pero sin caer en la pura praxis de las novelas costumbristas. En verdad, en diferentes momentos del discurrir de la lectura, nos encontramos reverberaciones constantes a Middlemarch, de George Elliot (pseudónimo auto-infligido por y de la autora inglesa Mary Ann Evans para poder publicar con ciertas aspiraciones de ser leída por la sociedad victoriana).

Sin lugar a dudas, Nedreaas no era ajena a aquellas novelas de décadas previas pero, evidentemente, deja una impronta mucho más personal en Música de un pozo azul, abrazando inequívocamente las evocaciones de Virginia Woolf, al menos en sus premisas.  Porque la narración traza un camino tan prístino como laberíntico en la transición de la niña a la adolescente Herdis. Ese mundo adulto que se alborota alrededor de su propia vivencia, las interacciones vívidas y sus respuestas a los extraños comportamientos de mujeres y hombres, la mirada de una niña que nos hace recordar que no todo fue en nuestra infancia tan fácil como siempre hemos querido creer. Es en este último punto donde Nedreaas ejerce sobre el lector una hipnótica narración que, más allá del sexo, hace de su lectura un verdadero descubrimiento.

Pero, no lo olvidemos: Música de un pozo azul es una novela que advierte de la fragilidad orbital de la mujer en un mundo fraguado por la sangre de sus compañeros. Con la Primera Guerra Mundial como telón de fondo (ruido, quizás), Herdis luchará por conservar todo aquello que conforma la bella inmediatez de la infancia, sin poder sentir que se disuelven, uno a uno, como arena entre los dedos.

Sólo le acompañará esa mística e inaudible música durante todo el acto. Ese largo episodio que marca toda una vida y que se puede resumir en una frase de la que nadie es ajeno: “Estoy hasta las narices de tanta tristeza”.

Vicente Velasco Montoya, La Montaña Mágica (Cartagena, Murcia)

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