"Hacerse todas las ilusiones posibles y otras notas dispersas", de Josep Pla

Hacerse todas las ilusiones posibles

Hacerse todas las ilusiones posibles

Pla, Josep

ISBN

978-84-233-5300-2

Editorial

Ediciones Destino

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Hace ya cuatro años aparecieron publicadas unas libretas inéditas de Josep Pla bajo el precioso título de La vida lenta. Notas para tres diarios (1956, 1957 y 1964). Aquel libro fue bastante mal recibido por la crítica, es decir, que fue mal entendido, pues, aunque en efecto abundaban las notas aparentemente inanes o reiterativas, se trataba de un estupendo testimonio de un Pla ya precozmente otoñal, recluido en su masía, insomne, un poco alcoholizado y sobre todo desencantado, francamente deprimido. Pero resulta que para muchos el mejor Pla es ése, no sólo el íntimo, el que infatigablemente escribe para sí, sino el amargo, el alicaído, el que tiende a la misantropía. Aquél era un libro desolador pero divertido, en el que, entre noticias sobre Dionisio Ridruejo o Agustín de Foxá, asomaba repentinamente la poesía (“hay un sol que parece una luna”) o esas “barojadas” que convierten a Pla en un escritor único (“los griegos son los andaluces de los Balcanes”)…
Ahora, según nos explica con minuciosos detalles filológicos Francesc Montero en la introducción, ha aparecido otra carpeta con materiales inéditos que estaban destinados a conformar el segundo volumen de Notes disperses, dentro del proyecto de la Obra completa de Pla. Por una u otra razón, aquellos fragmentos quedaron arrumbados y, exhumados ahora y traducidos por Ana Ciurans, es lo que leemos en Hacerse todas las ilusiones posibles y otras notas dispersas. El título, para cualquier lector habitual de Pla, es bonito y eufónico pero suena automáticamente inadecuado, como un plan de vida incompatible con el carácter desengañado e indiferente del autor, y en efecto, al leer la nota de donde se ha extraído el rótulo, sí encontramos a nuestro personaje: “Nada me hace ilusión. Cuando me hablan de la felicidad, la cursilería de la palabra hace que me parta en dos de la risa. Lo ideal es hacerse todas las ilusiones posibles y no creer en ninguna. Decepcionante, deprimente, qué se le va a hacer”.
Antes y después de ese desahogo, encontramos notas de todo tipo. Montero es exacto al recordar, por si acaso, que “la dispersión y la carencia de un orden eran justo el propósito que el autor perseguía”, de modo que el lector encontrará desde asuntos tan repentinamente actuales como el carácter catalán (con un diagnóstico poco autocomplaciente: dado que “los pueblos con espíritu comercial se ahogan si la presión del dogmatismo católico resulta excesiva”, el catalán es “un ser de escasos sentimientos públicos positivos, es decir, un hombre sin patria, incapaz de unirse a otros o compartir intereses, hipercrítico, irónico, individualista, frenéticamente individualista, negativo”…), valoraciones del veteranísimo semanario Destino (y qué mala imagen tiene Pla del que fuera su primer director, Ignacio Agustí…), notas de lectura (Doctor Zhivago “es la crítica más fuerte que se ha hecho del comunismo con argumentos reales”), apuntes del paisaje y celebraciones gastronómicas (porque unos guisantes de temporada o una caldereta de pescado sí son cosas que le hacían muchísima ilusión), esbozos de retratos, recuerdos de todo tipo, aforismos, anotaciones para otros libros o incluso bocetos de poemas… Y todo ello, como sucedía en el decisivo El cuaderno gris, acaba formando el retrato de un hombre contradictorio, un poco caprichoso, algo misógino, inteligentísimo pero injusto (Lorca, según él, fue un poeta “realmente intrascendente”), risueño y a ratos melancólico, trabajador pero indolente, curioso pero desmotivado. Y de todo ello surge una de las mejores prosas españolas del siglo pasado, una escritura adictiva que se devora con la misma grafomanía con la que Pla la escribía incesantemente. Este puñado de páginas nuevas se añaden a las miles ya publicadas, y entre todas forman un banquete, una verdadera juerga literaria, pura ilusión.
 
Encuéntralo también en catalán en estas librerías.
 

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